Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano

  • La Sala Fernando Arrabal de las Naves del Español ha acogido esta obra que reivindica la figura del filósofo como uno de los padres del pensamiento occidental que, por querer hacer accesible y defender un pensamiento abierto, juicioso y sincero, encuentra la muerte al someterse a las reglas democráticas que él mismo defiende.
Estela Cayón @EstelaCayon

El concepto de ciudadanía ha cambiado a lo largo del tiempo. En época de Sócrates, ciudadanos no eran todos. No eran ciudadanos ni los esclavos, ni las mujeres, ni los metecos. Y la propia ciudadanía y la democracia podían resultar sistemas poco accesibles, injustos e influenciables. Vamos, como hoy en día.

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La búsqueda de la verdad, la honestidad y la justicia siempre han estado perseguidas. Un anhelo de los hombres (y mujeres) que otros hombres (y mujeres) tratan de evitar, silenciar e influenciar. Y Sócrates pagó por su ello. Por defender la democracia hasta sus últimas consecuencias. Por aceptar sus reglas. Muriendo al ingerir cicuta sin renunciar a sus convencimientos.

La obra que nos presenta Mario Gas, una coproducción del Teatre Romea, del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y del Grec 2015 Festival de Barcelona, indaga sobre estas ideas. La democracia como un sistema imperfecto y que puede ser utilizado para defender los ideales contrarios por los que fue implantada. Las injusticias que comentemos las personas por envidias, creencias, religiones, habladurías y prejuicios. El miedo al otro, a lo diferente, al irreverente. De nuevo, algo que está totalmente de actualidad.

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Mérida 07/07/2015 Festival de Mérida,. José María Pou y Carles Canut . Juicio y muerte de un ciudadano», dirigida por Mario Gas. foto/ Jero Morales

José María Pou, en el papel de Sócrates, realiza un trabajo grande y comedido. Define precisamente la magnificencia de un personaje como éste y lo sitúa a ras de suelo, a la altura de cualquier otro mortal. El resto del elenco, Carles Canut, Amparo Pamplona, Pep Molina, Alberto Iglesias, Ramon Pujol y Guillem Motos apoyan el discurso de Pou con cuidadas intervenciones. Destaca la declamación y la manera de transmitir de todos los personajes. Llegan al espectador de manera natural. La luz y el sonido apoyan toda la obra.

Y el público sale satisfecho de la función. Pese a que es reprendido por comportarse como una masa sin respeto por el actor al usar sus teléfonos móviles y distraer su trabajo. Algo muy de nuestra época también.

Socrates. Juicio y muerte de un ciudadano, representa la falta de accesibilidad de la cultura, la política y las ideas al pueblo. Y lo representa en un teatro, el Teatro Español, que cuida la accesibilidad más básica ofreciendo servicios para personas con movilidad reducida, pero en el que echamos en falta otro tipo de acciones como funciones accesibles. Esperemos que vengan pronto.

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